Una de estas viejas tardes de otoño en las que todavía no hace demasiado frío, él paseaba por su ciudad sin ningún rumbo hasta que se encontró a un antiguo compañero de trabajo, y mientras se ponían al día, él, rascó su nariz.
- ¿Te estás burlando de mí? - dijo su compañero.
- ¡En realidad te está mintiendo, por eso toca su nariz! - dijo un psicólogo que por allí pasaba.
- No os dais cuenta, es que el tiempo está cambiando - dijo un meteorólogo.
- Lo que hace es demostrar su inconformismo - dijo un activista.
- No, no. Yo le conozco desde hace tiempo y lo que quiere es ascender en su trabajo, pero ya cobra un magnífico salario, yo no lo entiendo - dijo el patrón.
- ¡Este hombre ha esnifado cocaína y por eso toca su nariz! -dijo un policía.
- Es Cristo quien se manifiesta a través de él - dijo el párroco.
- Nunca fue buen alumno, siempre estaba distraído ¡como ahora! - dijo un antiguo profesor.
- En realidad se debe a una alergia cutánea producida por el... - dijo un científico.
- Lo que él quiere es dejar atrás el mundo sensible y pasar al mundo de las ideas - dijo un filósofo.
- ¿Nadie lo ve? Lo que quiere es reproducir música, pero no es capaz - dijo un músico.
- ¿Alguien le ha agredido? Yo puedo defenderle - dijo un abogado.
- Mucho me temo que tendrá que pasarse el lunes por mi consulta - dijo un médico.
- ¡En realidad es un espía encubierto y eso era una clave! - dijo un paranoico.
- Yo no digo nada que luego todo se sabe, pero ya le he visto hacerlo más veces - dijo la discreta anciana que traficaba con la intimidad de sus vecinos.
- ¡Yo tengo la solución, hermano! ¡Únete a nuestra secta! - le dijo otro hombre al que sólo la anciana conocía.
- ¡Yo también estoy harto de los negros como tú! ¡Bien hecho! - dijo un nazi.
- Yo sé lo que necesita, un crédito personalizado, firme aquí y no lea - dijo el judío banquero.
- Lo que este hombre quiere es la liberación animal - dijo otro activista.
- Te veo con sed ¿quieres una caña? - le dijo el tabernero.
- ¡Cómo te has atrevido a engañarme con otra, cabrón! ¡Lo he visto en tu gesto! - dijo su mujer.
Todos empezaron a discutir, por lo que él se alejó de aquel grupo que le rodeaba, y antes de irse dijo:
-Tan sólo me picaba la nariz - pero nadie lo oyó, y él decidió seguir con su paseo.