Ayer, mientras andábamos, vimos a un punky en una escena que se repetirá mil veces allá donde llegue el capitalismo (independientemente de si es punky o no): esta persona estaba pidiendo dinero, pero a diferencia de la mayoría de la gente, él pedía mientras tocaba la flauta, amenizando así los fríos y artificiales ruidos de la urbe. Nos cruzamos con él y al no tener dinero, seguimos nuestro camino discutiendo sobre si era más importante en su caso el virtuosismo con el instrumento o el repertorio a la hora de interpretar. A la hora de regresar, decidimos hacerlo recorriendo el mismo camino, por lo que nos volvimos a cruzar con el músico, el cual, según dejamos atrás, mantuvo una breve conversación con uno de los tantos transeuntes que vió por allí:
(Punky) - Disculpe, caballero. ¿Tiene una moneda?
(Transeunte) - Que va, que va...
(Punky) - ¿Y tampoco una sonrisa?
Y ahí finalizó la conversación, ante la cual, reconocimos la originalidad del punky, y que fue el que realmente mostró educación y sabiduría.
-Y si preguntas a cualquiera, te dirá que el anti-social era el flautista que nos alegró la tarde...
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